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9/28/2022

recuperación del empleo, en conjunto con un crecimiento de la actividad y un bajo desempleo deberían redundar en un aumento de salarios.


Relativizando los datos del mercado de trabajo.


El miércoles pasado se dieron a conocer las estadísticas del mercado de trabajo que publica el INDEC. Las cifras al segundo trimestre de 2022 muestran una en la mejoría de los indicadores: el empleo se encuentra en niveles máximos históricos desde que se cuenta con registros (44,6%) y la tasa de desempleo acumuló una nueva caída, y ya es la más baja desde 2015 (6,9%).

La recuperación del empleo es un dato alentador, pero hay que ponerlo en contexto. Los trabajadores asalariados registrados representaban en 2015 poco más del 50% de la población ocupada, mientras que en la actualidad son el 46%. Esto ilustra de alguna forma que, en los últimos años, si bien el empleo creció en todas las categorías, lo hizo principalmente en modalidades de menor calidad (por cuenta propia y no registradas).

Descomposición de la tasa de ocupación según categoría ocupacional


Fuente: Encuesta Permanente de Hogares (INDEC)


El crecimiento del empleo se da de forma heterogénea y pareciera explicarse por una mayor incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, tanto de aquellas que se encuentran en edades centrales (30 a 64 años) como de las más jóvenes. Además, aunque se mantiene estable, continúan altos los índices de “presión sobre el mercado de trabajo”: un 28,8% de la población económicamente activa busca trabajo o necesita trabajar más horas de lo que lo hace. Esto quiere decir que, si bien la desocupación es baja, el “ejército de reserva” continúa siendo alto debido a los/as ocupados/as (o subocupados/as) demandantes.

El empleo se viene recuperando en todas sus formas. Aunque el mayor crecimiento se da en modalidades de baja calidad del trabajo -informalidad y cuentapropismo-, el sector registrado también viene mostrando signos de recuperación.

Trabajo registrado


Los últimos datos del Ministerio de Trabajo muestran un récord en la cantidad de personas con trabajo registrado, llegando a 12,7 millones de trabajadores y trabajadoras. De esta manera, el empleo acumula 15 meses consecutivos de crecimiento interanual -hasta junio de este año- logrando recuperar los puestos de trabajo perdidos en el período 2017-2019.

Los sectores que vienen traccionando esta recuperación en el último año son el privado registrado (+260 mil), el monotributo (+110 mil) y el monotributo social (+145 mil). Dentro del sector privado, se destacan principalmente el sector industrial y la construcción.

Evolución interanual de los puestos de trabajo registrado, según modalidad

Fuente: Ministerio de Trabajo

Con niveles y tasas de empleo en sus máximos históricos, un desempleo en su mínimo desde 2015 e indicadores de actividad que indican un crecimiento económico de 10,4% en 2021 y 6,5% en los primeros seis meses de 2022 respecto del mismo periodo en 2021 -mostrando una desaceleración en los últimos meses del corriente año- sería esperable un incremento de las remuneraciones.

Sin embargo, los trabajadores y trabajadoras aun no pueden palpar esta recuperación de la economía y del mercado de trabajo en sus salarios, y cada vez parece más difícil llegar a fin de mes. La remuneración promedio de los trabajadores estables, medida por la RIPTE, muestra una caída de 0,1% entre diciembre de 2019 y julio de 2022, sobre unos salarios que ya vienen de sufrir una pérdida de casi 20 puntos entre 2015 y 2019. Más alarmante es la situación al analizar los salarios de la economía en su conjunto mediante el índice de salarios (IS, INDEC). A la pérdida acumulada entre 2017 y 2019, se le suma una caída del 2% entre 2019 y 2022. Las cifras muestran, además, que el sector más golpeado continúa siendo el no registrado que, a las pérdidas durante la gestión anterior de gobierno se le sumaron las dificultades del cierre de actividades durante la pandemia. Acumulan, en los últimos dos años y medio una caída de sus ingresos en términos reales de 10,7%.

Evolución de los salarios, base oct-16=100
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Fuente: INDEC y Ministerio de Trabajo

La recuperación del empleo es posible por la recuperación de la actividad: cuando la economía crece, se generan más puestos de trabajo. Pero también se explica por el sendero que vienen mostrando los salarios en los últimos 7 años. La baja calidad de las formas de inserción laboral es entonces causa, pero también consecuencia de los bajos salarios: en contextos de pérdida de poder adquisitivo, las familias, y sobre todo las de menores recursos, necesitan recurrir a nuevas estrategias para sostener sus ingresos y consumos. Y, en general, son las mujeres y los jóvenes quienes se ven ante la necesidad de salir al mercado laboral, que muchas veces los acoge dentro de la informalidad.

Entonces, si vemos un crecimiento del empleo en todas sus formas, ¿por qué los salarios siguen perdiendo?

En primer lugar, por el contexto de aceleración inflacionaria: la inflación no solo se encuentra en niveles elevados, sino que además aceleró el ritmo de crecimiento. La inflación de agosto fue del 7%, y, aunque mostró una leve desaceleración respecto del mes de julio (7,4%), duplicó el promedio de 3% mensual de los últimos meses del año pasado y se encuentra en niveles mensuales más altos desde 1990/91 (excluyendo abril de 2002 que superó el 10% mensual con una devaluación de casi el 25% los últimos días de marzo). En contextos donde se incrementa la velocidad a la que se ajustan los precios, los acuerdos salariales quedan casi automáticamente rezagados mientras aumenta el costo de vida. Esto ocurre principalmente en los alimentos, que en lo que va del año se incrementaron por encima del nivel general de precios: el aumento interanual a agosto de la Canasta Básica Alimentaria fue del 81,4%.

En segundo lugar, porque a pesar de la escalada inflacionaria, no todos perdieron. Y los últimos datos en lo que respecta a la distribución funcional del ingreso -que muestra la porción de la riqueza generada que se apropian trabajadores y trabajadoras a través de sus salarios en comparación con la riqueza apropiada por los empresarios- dan cuenta de ello. Los márgenes de ganancia empresaria se incrementaron más de 5 puntos entre 2016 y 2022 y alcanzaron niveles récord respecto del PBI. Asimismo, la industria, sector donde se dio una mayor recuperación del empleo, verificó el mayor incremento de los márgenes de ganancia (+45,6% en términos reales respecto de 2020 contra un 24,7% del total general, CIFRA; 2022).
  Fuente: INDEC

En conclusión, los datos del mercado de trabajo son alentadores. Luego de la destrucción del empleo privado entre 2015 y 2019, seguida de más de un año y medio de los efectos de la pandemia, que las personas vuelvan a conseguir trabajo es una buena noticia. Esta recuperación del empleo, en conjunto con un crecimiento de la actividad y un bajo desempleo deberían redundar en un aumento de salarios. Pero hasta la fecha, estas condiciones parecen no ser suficientes por si solas. Es necesario que el Estado desarrolle políticas para garantizar que el proceso de crecimiento y generación de empleo genere un impacto en los ingresos del pueblo trabajador. En necesario avanzar hacia revisiones de los márgenes empresariales, garantías de acuerdos salariales que cubran a los/as trabajadores/as de la fuerte aceleración del costo de vida y mecanismos para sostener los ingresos de los trabajadores más desprotegidos desde la intervención directa del Estado. Es solo a través de un Estado presente que se puede garantizar que este impulso económico derive en un proceso virtuoso para el conjunto de la población y no solo en un avance en la acumulación de riquezas por parte de los sectores más concentrados de la economía.

Escrita por:Matilde Karczmarczyk, Lic. en Economía UNLP
Augusto Trevisan, Lic. en Economía UBA

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