Hoy es Súper Martes, otro de los rituales electorales en el tortuoso camino hacia la nominación del candidato que se enfrentará a Donald Trump en las urnas en noviembre. Anoche quedaban cinco contendientes demócratas. Para cortejar el voto latino, los candidatos han recurrido a estrategas y voceros de la comunidad. Su principal desafío es lograr que los latinos acudan a las urnas, donde representan 32 millones de votos. Así que en California y Texas, Bernie Sanders ha estado organizado reuniones donde se sirven tamales, Elizabeth Warren ha sido fotografiada comiendo tacos en Nevada y Joe Biden pidió perdón en un mitin por no saber español.
Pero atraer a la población hispanohablante de Estados Unidos es un arriesgado juego de equilibrismo, escribe Jorge Ramos. Eso lo descubrió Bernie Sanders cuando halagó algunos aspectos del régimen de Fidel Castro en Cuba, algo que ofendió a muchos votantes. Al final de este martes se habrá decidido el 40 por ciento de los delegados que participarán en la convención demócrata de julio. Algunos candidatos irán a casa. Sus aspiraciones y promesas quedarán atrás y, con ellas, montones de chucherías promocionales de sus campañas.
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Catorce estados, además del territorio de Samoa y los votantes residentes en el extranjero, harán oír hoy su voz en las primarias del Partido Demócrata de Estados Unidos, una carrera excepcionalmente abierta que podría empezar a aclararse en este ‘supermartes’ de la verdad.
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