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2/09/2020

un trago para ver mejor ...



Pablo Mira

En cuanto a las patologías psiquiátricas, Caplan dice que se entienden mejor si se piensan como preferencias. Para Caplan, una persona drogadicta puede tratarse como alguien que tiene un predilección por consumir estupefacientes por sobre actividades más normales, como dedicarse al ping-pong. Por eso, las enfermedades psiquiátricas deberían ser entendidas no como una restricción presupuestaria externa sino como una preferencia revelada interna.

Caplan presenta estas ideas en un artículo llamado "La economía de Szasz". Thomas Szasz fue un profesor de psiquiatría que escribió sobre filosofía de la mente. Como liberal clásico, defendió siempre que cada persona tome sus decisiones respecto de su cuerpo y de su mente, sin intervención del Estado. En su visión, las enfermedades mentales no son más que construcciones infundadas y arbitrarias. "Si crees que Jesús o los comunistas te persiguen (y no es así), te diagnosticarán con síntomas de esquizofrenia. Pero si crees que Jesús es el Hijo de Dios o que el Comunismo es la única forma científica y moralmente correcta de gobierno, seguramente te rotulen como lo que eres: un cristiano o un comunista", desafía Szasz en un libro.

Quizás un punto a favor de Szasz sea lo que ocurrió históricamente con enfermedades alguna vez consideradas psiquiátricas. Hasta los años 70, la homosexualidad se interpretaba como una patología, pero hoy se reconoce como una preferencia legítima. Las conductas que se juzgaban como antisociales o extremas solían considerarse trastornos médicos, pero esto resultó una mera estigmatización, y con el tiempo estas actitudes se aceptaron como normales. En palabras de Caplan, se trata de simples preferencias.

Por ejemplo, para Caplan es natural preferir ser alcohólico en lugar de privilegiar el trabajo (a veces, otra forma de adicción). Para él, la vida es simplemente elegir y no hay ninguna irracionalidad en pronunciarse a favor del alcohol. Caplan se anima incluso a decir que expresar arrepentimiento por una conducta pasada es una estrategia racional para evitar sanciones legales y sociales por la conducta pasada.


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