9/07/2020

la tercera vía no funciona

La comunicación del Gobierno, bajo la mirada de cuatro especialistas

¿Le conviene al Presidente hablar tanto con los medios? ¿Se puede evitar la incidencia de Cristina Fernández de Kirchner en la imagen de la gestión? Artemio López, Carlos Fara, Juan Courel y Luis Tonelli dieron sus opiniones a Infobae


Por Silvia Mercado
smercado@infobae.com



Luis Tonelli, Juan Courel, Carlos Fara y Artemio López

El reportaje de tres horas que Alberto Fernández dio al programa “Sobredosis de TV” por C5N, conducido por Roberto Funes Ugarte y Luciana Rubinska, y el de “solo” hora y media que ofreció el miércoles al clásico de TN, “A Dos Voces”, frente a Marcelo Bonelli y Edgardo Alfano, fueron motivo de gran cantidad de comentarios e interpretaciones durante toda la semana. ¿Habla demasiado el Presidente? ¿Se expone innecesariamente a errores, contradicciones, sobreactuaciones? ¿Le sirve para generar empatía con la población? ¿O provoca más ruidos que cercanía? ¿Era necesario contar que se había hecho una carta astral? ¿O eso le dio más centralidad en la opinión pública?

La comunicación de los gobiernos siempre es motivo de críticas y controversias, en la Argentina y en todas partes del mundo. Desde que en 1876 Julio Argentino Roca dio la primera conferencia de prensa que se recuerde (frente al Canal de Beagle, adonde llevó periodistas argentinos y chilenos a asistir a la firma de un acuerdo Chile), los presidentes argentinos no pueden evitar pensar tácticas y estrategias para dirigirse a la población que, finalmente, es quien tiene que legitimar la gestión.

Cada gobierno tiene su política en materia de comunicación. Y si bien lo que a un candidato le sirvió para ganar no necesariamente es lo que implementará en la gestión, cada presidente le da una impronta propia, alineada con su política pero también con su personalidad.

Para algunos, es un instrumento de consenso para los gobiernos y está muy lejos de ser maquillaje. Y quienes criticaron duramente la gestión comunicacional de Mauricio Macri (”forma sin fondo”), también suelen criticar la actual (”fondo sin forma”). Opinan que suele aparecer la necesidad de contrastar con el gobierno anterior de un modo exagerado, entrando en aguas turbias o tosquedades innecesarias, lo que hace que la gestión se prive de una herramienta de legitimación como es la comunicación.

En el Gobierno opinan que “el sistema de medios es poco amigable con el Frente de Todos y su gestión presidencial”, entonces exageran dándole excesivo espacio a los medios tradicionales, cometiendo el mismo error de Cambiemos al hacer foco solo en las redes sociales, aunque en sentido contrario. Quizás ambas gestiones tuvieron similar dificultad de comprender que comunicar una gestión de Gobierno es cada vez más complejo en la trama cultural de estos tiempos, y es necesario usar todas las plataformas posibles, canales y segmentos disponibles para llegar a todas las audiencias. Finalmente, es lo que hizo Raúl Alejandro Juan Apold en el primer peronismo, en un escenario mucho menos diverso.

Los críticos de la comunicación presidencial dicen: “Se lanzó PROCREAR, se anularon los fondos reservados de la AFI, se cerró una deuda con 99% de aceptación, se encara una deuda con el FMI que fue 100% contraída por el Gobierno anterior. ¿Cuáles de todas estas acciones superan el 70% de nivel de conocimiento? Ninguna, más bien hay muchas que están por debajo del 50%”.

Cualquier experto diría que lo que se necesita es integrar la comunicación a la gestión como primer paso, pero no parece sencillo para ningún gobierno en tiempos de pandemia, mucho menos cuando lo que le toca a Alberto Fernández es hablar en nombre de una coalición que va de sectores favorables a la integración con el mundo y la inversión privada a otros decididamente anticapitalistas y cultores de un modelo que la oposición denomina “pobristas”.

Para encontrar algunas respuestas, entrevistamos a Artemio López, consultor que no niega su peronismo y es cercano al Frente de Todos; Juan Courel, de amplia experiencia en comunicación de gestión y principal responsable de la campaña del Frente de Todos; Carlos Fara, sociólogo que estuvo al frente de más de 160 campañas políticas en la región y fue presidente de la Asociación de Consultores Política de América Latina, y Luis Tonelli, politólogo muy vinculado al radicalismo y ex titular de la carrera de Ciencias Políticas de la UBA.

Para Artemio López, la comunicación del Gobierno es “unipersonal, centrada en la figura del Presidente, lo que quizás es una fortaleza, pero también implica debilidad en el corto y mediano plazo que todavía no haya encontrado quien pueda reemplazarlo en la cotidianeidad de la comunicación, en parte porque se trata de un equipo que llegó hace pocos meses”.

Explica: “Alberto Fernández tiene centralidad y se consolida como un gran comunicador, que fue algo buscado por las características de su nombramiento, pero a la vez tiene un nivel de desgaste inevitable. Esa es la paradoja, le suma volumen y desgaste a un mismo tiempo, lo que tal vez se pueda equilibrar cuando el equipo gane mayor confianza, cuando tenga más madurez como gabinete, porque hay funcionarios que son muy buenos comunicando y no soy aprovechados”. ¿Quién, por ejemplo?, quiso saber Infobae. “A mí me llamó la atención lo bien que comunica Cecilia Todesca”, contestó López.

Algo similar opinó Juan Courel. “La comunicación del Gobierno está jerarquizada y centralizada en la figura del Presidente, es argumentativa”, explicó. Y dio originales precisiones: “Es oral y administrativa, lo que significa que el Presidente habla y da discursos, por el otro lado publica decretos y resoluciones, lo que requiere de los medios periodísticos para que sean amplificados, masificados y decodificados por la población”.

¿Eso es bueno o malo?, se le preguntó. “Ni una cosa ni la otra, en principio. Hay dos maneras de abordar o de meterse de analizar la comunicación gubernamental. Una es concentrarse en los mecanismos de enunciación, por ejemplo, conferencia de prensa, redes sociales, publicidad. La otra es analizar los efectos del intercambio de gobierno y ciudadanía, si la gente entiende cuál es la posición del Gobierno, si la respalda, si le interesa, si el Gobierno tiene capacidad del gobierno de instalar en la agenda los temas que son relevantes para la acción de gobierno, si logra consenso detrás de sus objetivos”, opinó.

Al respecto, Courel destaca que “no se percibe un problema de gobernabiliad, es decir, el Gobierno no está teniendo problemas de comunicación. Claro que después hay estilos, hábitos, formas, qué es lo que el gobierno en este contexto de pandemia quiere llevar adelante o qué no, en relación a promesas que hizo durante la campaña”. El caso típico a analizar entre los expertos de comunicación más vinculados a la gestión es la ley del aborto, aunque no es el único.

El sociólogo Carlos Fara, por su lado, opinó distinto a López y Courel y -sencillamente- consideró que la comunicación gubernamental “es floja, porque más allá de que la circunstancia es difícil para cualquiera, me parece que en general el Presidente no confía en las herramientas de comunicación contemporánea, incluso lo ha dicho en una conferencia que dio en Madrid después de las PASO el año pasado, donde dijo que el que acierta en la política, acierta la campaña, que primero está la política y después están las herramientas electorales”.

“Tampoco es cuestión de endiosarlas, como hico el gobierno de Mauricio Macri, sino de encontrar un punto de equilibrio, no hay que endiosarlas, ni negarlas”, dijo y agregó que “el Presidente está en un esquema político de marcar diferencias ideológicas y estéticas con el macrismo, pero veo que le caben las generales de la ley de los gobiernos argentinos, que no son buenos manejando crisis, como tampoco lo era Macri”. Fara quiso precisar que " floja, no es mala, tuvo y tiene muchas cosas positivas, diría que institucionalmente comunica mejor, pero el liderazgo desentona”.

Por su lado, el politólogo Luis Tonelli, fue todavía más crítico. “La comunicación del Gobierno es incoherente, lo que no quiere decir que sea totalmente ineficiente. Refleja incoherencias ideológicas, políticas y hasta de talante distinto dentro del Frente de Todos. Aunque quizás es la forma que encontró Alberto Fernández de poder lidiar con esas incoherencias. Al fin de cuentas, el mayor crítico de lo que está haciendo el Presidente hoy, es Alberto Fernández antes de ser el candidato ungido por Cristina Fernández de Kirchner”.

Infobae quiso saber si Cristina Fernández de Kirchner era un problema de comunicación para el Gobierno. Para Artemio, “nunca puede ser un problema quien te permitió llegar en términos de poder y que trabaja para ampliarlo. La presencia de Cristina es insoslayable, no se puede escindir del Gobierno. Si habláramos en números, diría que de 48% te dio 40%, le guste o no a los periodistas. Alberto es distinto a Cristina y él se encarga de demostrar que es bien distinto, lo cual está bien”.

“Muchos no entienden la coalición política que está gobernando, pero el Presidente sí lo entiende, no llegó por afuera de los espacios institucionales del peronismo, llegó por una estrategia diseñada por una Vicepresidenta de la que él formó parte, porque terminó de articular alianzas provinciales y con otras fuerzas políticas como el Frente Renovador”, pero es un gobierno frentista, que a mi juicio AF le conviene sostener, no solo por que le da fuerza política a su gobierno, sino que además no hay otra opción, llegó en base a eso y no le genera ninguna contradicción”, opinó Courel.

Desde otro lugar, Tonelli tuvo una visión parecida. “Alberto Fernández es la ’voz del estadio’ oficial, es una necesidad política para compensar el silencio estridente de Cristina, que es la dueña del poder real, que con solo orejear un tuit genera tempestades”. Además, está la personalidad del Presidente, porque “ya lo demostró cuando era jefe de Gabinete de los Kirchner que no le gustaba delegar, salvo contadas ocasiones y en personas de su más íntima confianza. Tiene vocación centralizadora, así que tomará todo el espacio para hablar en nombre de la coalición Frente de Todos, lo que nadie más que él puede hacer”.

Fara, por su lado, cree que lo de Cristina es más un factor político que comunicacional. “Cuando CFK no habla le hace un gran favor a Alberto, es astuta en eso y ya lo implementó en la campaña, donde salvo por las presentaciones que hizo del libro, salió del centro de la escena, porque si Cristina no habla, mucho mejor para el Presidente. Tiene tanta potencia su voz, que cada tuit es un hecho político en sí mismo, y no importa si tuvo que ver con tal o cual decisión de Gobierno, sino la interpretación que se hace sobre lo que sucedió. No es algo que resolvés en la comunicación, sino en otro lugar, que es la política”, precisó.

De todos modos, Fara reconoce que el Presidente está últimamente “más confrontativo”, y “el Alberto Fernández calmo, sensato, aplomado, que llegó a una imagen positiva del 80%, se fue perdiendo. En parte porque tiene más problemas y en parte porque por razones políticas. No tiene ningún misterio. Cuando él confronta, esa parte del público que sumó, lo pierde”.

Para López, en cambio, no puede hablarse de una caída de imagen en los últimos meses por la gestión de la pandemia. “Está en el nivel de aceptación que tuvo como cuando empezó el gobierno, cuando arrancó con altos niveles de popularidad, lo que le pasó incluso a De la Rua. Mientras tanto, el volumen de la oposición sigue siendo el mismo, una oposición con volumen, por eso no creo en las estrategias de quebrar a la oposición, porque los votos no van a ir hacia vos. Son audiencias totalmente autónomas, estancas, lo que hay que hacer es pensar en mantener el caudal electoral, no pensar en aumentar”.

Artemio dijo también que “la figura de CFK es muy potente, te da una expansión, pero también te pone un límite” y le negó validez a la teoría de los tres tercios del electorado argentino que abonan los expertos en comunicación. “Acá no hay tres tercios, hay dos volumenes electorales fuertes, que están en torno al 40%. El gran secreto de esta elección es mantener lo propio. La polarización es una estrategia adecuada. Si no, te vas de competencia. Con la agenda del adversario nadie te cree. Tenés que ser fiel al contrato que estableciste con tu electorado. No tiene sentido afirmarse en la agenda contraria”, aseguró.

Fara no estuvo de acuerdo con eso. “Dos tercios hay, y si le sumás la izquierda, el 70% de la gente está en algún lugar. El santo grial del electorado está en llegar al 20% que dicen que mira la elección por motivos más pragmáticos. De hecho, Sergio Massa sacó 21% en el 2015 compitió la presidencial desde la avenida del medio”.

Dice Courel: “El Gobierno está como asumió, tuvo un pico a fines de marzo cuando la población sintió la desprotección y temor de los primeros días de la pandemia, el interés por el cuidado, pero después, se fue normalizando a valores similares de los días previos a que se decretara la cuarentena. No está del todo mal. Si se tiene en cuenta que el tiempo que llevó la renegociación de la deuda, el Presidente está como con un respaldo importante, que continúa con o sin coranavirus”.Alberto Fernández en el anuncio del canje de la deuda. (Presidencia)

En su visión, ahora tiene que “honrar su compromiso electoral, se espera que reactive la economía y ponga en marcha la protección de la producción nacional, el trabajo, el aumento de los ingresos. Lo que no puede hacer es bajar su bandera por el efecto político de reacción contraria, que era previsible. El Presidente no fue polarizante, sino que fue consensual, y lo tiene que seguir siendo, pero ante los conflictos que emergen, dialogando, tiene que seguir con su agenda. ¿Eso despolariza? No necesariamente, pero el conflicto inherente a la política se canaliza dentro del espacio democrático. Hay diferencias en la sociedad, pero hay que a desdramatizarlas. Después se dirimirán las diferencias dentro del mismo sistema democrático”.

Tonelli no ocultó su enojo con muchas expresiones presidenciales. “La pandemia complejiza todo y, a la vez, simplifica todo. Y más cuando encima la superponés a la grieta. Porque más allá de los modales, Alberto instaló el eslogan ’somos la vida, ustedes son la muerte’. Nosotros somos la cuarentena, los que te cuidamos, los que te pagamos el salario. Cualquiera que sugiera algo diferente queda estigmatizado. Y en las redes sociales es todo todavía más binario. La política cada vez se parece más a Twitter, donde primero se putea y después se lee de qué se trataba”.

Al tiempo, destacó: “Los desafíos recién comienzan, y el mismo Gobierno ya se dio cuenta que la ciudadanía está diversificando sus reclamos, que ya no es la discusión acerca de la extensión y carácter de la cuarentena, porque se instalan la seguridad y la economía como problemas sustanciales”. “Y se vienen las elecciones, donde tiene que cuidar la provincia de Buenos Aires para que no aparezca, como en el 2009, Alica Alicate diciendo ’yo tengo un plan’. Así que, serán muy progres, pero le dan aire a SuperBerni y presentan ellos un plan para que no se les vaya el electorado que atrajo Massa al Frente de Todos”, sintetizó.Alberto Fernández en el anuncio sobre seguridad.

A la hora de dar consejos, Courel pidió terminar “con la autoflagelación”. “Lo que está pasando en la Argentina es lo que está pasando en todas partes del mundo, es un fenómeno global. Veamos lo que pasa en los Estados Unidos o en España. Hay cámaras de eco, poblaciones que solo escuchan a su propia tribu y no es sencillo comunicar en contextos así. La agenda mediática está muy fragmentada en el ecosistema mediático argentino, por eso comprendo en un punto que el Presidente hable a veces con demasiados medios, porque ninguno termina de representar a la televisión o a la radio. Podés lanzar una gran medida, hacer un gran acto anunciando algo, y la gente no se entera”.

Fara dijo: “Para mi gusto, la fase de Presidente de las negaciones tiene terminar. El Presidente dice que no es cierto que Cristina es la que manda, que no es cierto que él tal cosa o tal otra. Es como cuando te piden que no pienses en un elefante y es lo primero en lo que te ponés a pensar. La negación afirma y el Presidente lo hace todo el tiempo”.

Tonelli, por último, quiso expresar que “soy de los que opinan que la comunicación no es una mera cuestión técnica, sino que refleja el carácter político mismo de los que están en el Gobierno. Las cuestiones técnicas se compran llave en mano o se bajan de Internet. Por más buenos consejos que uno le pueda dar, los presidentes hacen lo que pueden según el paralelogramo de poder que les tocó en suerte. Y el que le tocó a Alberto Fernández es bien difícil”.

Pragmático y políticamente incorrecto, López casi que le dio una advertencia al Presidente: “Representar a todos en esta situación de polarización no se puede, hay un ocaso de la tercera vía en la Argentina, y ya lo intentaron Massa y (Florencio) Randazzo, todas experiencias en las que Alberto Fernández estuvo y en un rol protagónico, porque no paró de hacer cosas que no funcionan electoralmente. La no polarización no funciona, el negocio es mantenerla”.

No hay comentarios.: