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| Daniel Martínez (Frente Amplio) y Luis Lacalle Pou (Partido Nacional) participan en un debate presidencial en Montevideo, Uruguay, el 1 de octubre de 2019. Raúl Martínez / EFE |
Natalia Plazas
Uruguay acudirá a las urnas mañana 27 de octubre. 15 años de logros en economía y derechos sociales presentan a una izquierda fortalecida, pero el creciente descontento da vuelo a una posible coalición de derecha.
Mañana domingo los uruguayos tienen una cita con las urnas. Deberán elegir a su nuevo presidente y a los miembros del Parlamento. En el caso de la elección presidencial, la contienda se presenta reñida: si ninguno de los candidatos consigue un respaldo superior al 50%, el país irá a segunda vuelta el 24 de noviembre y ese es justamente el escenario que auguran las encuestas.
No hay certezas para los 2,7 millones de uruguayos llamados a las urnas y que tienen el deber constitucional de votar. Los sondeos reflejan una profunda división entre la izquierda, representada por el gobernante Frente Amplio de Tabaré Vázquez y 'Pepe' Mujica, al que apoyaría un 37% de la población; y la derecha, fragmentada en distintos partidos, que, de llegar a ponerse de acuerdo, sumaría alrededor del 50% de los votos, según datos del portal de análisis político 'Factum'.
De verse reflejados en la votación, estos resultados pondrían en la cuerda floja la hegemonía que durante 15 años ha amasado la izquierda en el país con los dos mandatos de Vázquez y uno de Mujica. Pero sin duda los comicios son también un espejo de los logros y vacíos de la izquierda en materia de estabilidad económica y derechos sociales, así como de las notorias diferencias entre las facciones de derecha.
Los principales candidatos a la Presidencia uruguaya y sus proyecciones en los sondeos
Daniel Martínez, por el Frente Amplio: La apuesta del partido oficialista para lograr su cuarto mandato es el ingeniero socialista Daniel Martínez, de 62 años, que fue intendente de Montevideo entre los años 2015 y 2019.
Todos los sondeos lo dan como favorito en la primera vuelta con cerca del 35% del apoyo. Su figura se aleja del carisma de sus predecesores 'Pepe' Mujica y Tabaré Vázquez y con un tono sobrio, conciliador y pragmático, centra su propuesta de Gobierno en una mejora de la productividad económica y en el combate a la creciente inseguridad en el país.
Luis Lacalle Pou por el Partido Nacional: En segundo lugar en los sondeos, con cerca del 24% del apoyo, se presenta el senador de derecha Luis Lacalle Pou, hijo del expresidente Luis Alberto de Lacalle (1990-1995), un veterano político a quien muchos achacan presuntos casos de corrupción y privatizaciones fallidas.
El candidato, de 46 años, ha sido legislador en la Cámara Baja (2000-2015) y en el Senado (2015-2019). Alcanzó a llegar a la segunda vuelta de las presidenciales de 2014 pero fue derrotado por Tabaré Vázquez.
Ernesto Talvi por el Partido Colorado: El economista Ernesto Talvi, de 61 años, debuta en la arena electoral como candidato por el Partido Colorado, una de las fuerzas tradicionales del país.
Talvi, que amasa cerca del 17% del apoyo, encarna un discurso liberal en temas sociales pero mantiene su apoyo a derechos logrados por los Gobiernos de izquierdas como el matrimonio igualitario o el derecho al aborto, algo que lo diferencia de otros sectores de derecha.
Guido Manini por Cabildo Abierto: En cuarto lugar en los sondeos se destaca el candidato ultraderechista Guido Manini Ríos por Cabildo Abierto. Este militar, admirador del presidente brasileño Jair Bolsonaro, concentra un 10% de la intención de voto.
Sobre su figura reposan muchas miradas, pues su partido podría dar la victoria a una coalición de derechas, a pesar de las grandes diferencias que este sector mantiene en materia de derechos sociales.
Como es habitual en los dictados de la Patria Consultora , los candidatos tuvieron los ojos puestos en el electorado indeciso, que una semana antes de las elecciones de mañana rondaba un 14%. Ellos buscaron convencer a toda costa a este sector, que según las encuestas, podría ser la llave a la Torre Ejecutiva, sede del Gobierno uruguayo. En Uruguay, es necesario lograr la mitad más uno de los votos para obtener la presidencia, es decir, una mayoría absoluta.
Si nadie la consigue, entonces se va a una segunda vuelta o balotaje, prevista para el 24 de noviembre, donde solo participan los dos más votados y se gana por mayoría simple.
En las elecciones de mañana , la izquierda uruguaya se juega por primera vez en años su consolidada hegemonía. La campaña del Frente Amplio se ha centrado en los logros obtenidos en los últimos 15 años, en los que el país vio crecer su economía, redujo el desempleo y llevó a mínimos históricos sus índices de pobreza e indigencia. Además, consolidó una serie de derechos laborales y sociales como el matrimonio igualitario, la legalización del aborto bajo ciertos parámetros o la llamada ley trans.
Una izquierda que se aferra a logros de Gobiernos pasados y una derecha que capitaliza el descontento social
Al respecto el sociólogo y director de Factum, Eduardo Bottinelli, señala que el partido gobernante "ha obviado en su discurso el balance de los últimos cinco años" en los que se ha visto un detenimiento del crecimiento económico y un aumento del déficit fiscal, la multiplicación de la violencia (en gran parte ligada al narcotráfico) y una percepción cada vez mayor de fragilidad en el empleo.
Por otro lado, se presenta una derecha con un fuerte respaldo electoral, pero dividida en los distintos partidos. "La derecha no ha logrado construir una esperanza que cale hondo en la opinión pública", asegura Bottinelli, que apunta a que más allá de presentar propuestas sólidas para un "proyecto de país distinto", este espectro se ha centrado en capitalizar el desencanto de la población por la última Administración de Vázquez e instar al cambio de Gobierno como solución.
El principal reto de la derecha será lograr unir las fuerzas necesarias para gobernar, algo más complicado de lo que parece debido a las diferencias sustanciales entre los partidos y a la competitividad de sus líderes. Una división notoria que se produce precisamente frente a temas como el aborto o la ley trans, ya que mientras Manini aboga por revocar algunas de estas políticas, sectores más moderados como el de Talvi se niegan a tocar dichas normativas, con un fuerte respaldo entre los uruguayos.
El legado de 15 años de gobiernos de izquierda han marcado a un país que deberá decidir entre dar continuidad a esa apuesta o si bien prefiere cambiar de rumbo y dar una oportunidad a las promesas de cambio con la llegada de la derecha a la silla presidencial

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