Calculé las intensidades de los "vientos de cola" que tuvieron los gobiernos nacionales en las últimas 4 décadas, considerando como fuente el ingreso extraordinario de capitales vía deuda externa, privatizaciones y la suba de los precios de exportación de productos agrícolas— Mariano Kestelboim 🇦🇷 (@marianokestel) 17 de julio de 2018
Estos son resultados de las intensidades de vientos de cola de los gobiernos que contaron con este recurso para aplicar sus políticas. El gobierno K, a pesar de que muchos lo observaron como el factor central para explicar el crecimiento logrado, tuvo el menor viento de cola. pic.twitter.com/HBmWtoaMJO— Mariano Kestelboim 🇦🇷 (@marianokestel) 17 de julio de 2018
Sin considerar el desendeudamiento K y ajustando la potencia del viento de cola por el menor tamaño de la economía en ese gobierno (en el promedio, los primeros malos años pesan) y por la desvalorización del dólar, el viento de cola K fue 3 veces más suave que el viento de cola M
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El histriónico Carlos Melconian no tiene dudas. Va y viene por un salón lleno de comerciantes que lo escuchan en el más absoluto silencio. Con un power point de fondo cargado de números, se para en el medio como un guapo que quiere dejar algo en claro. En voz alta proclama: “El programa (económico) es inconsistente, pero para chocarlo hay que ser realmente muy malo”.
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