5/27/2018

fragmentación, paso, alianzas o acuerdo para la segunda vuelta ( el tema de la unidad )

Cómo cambian los planes electorales del PRO ante la crisis  ¿Hay Plan B para el Gobierno?

Los números que tiene que hacer la oposición

Por Raúl Kollmann

Las opiniones entre los consultores en campañas electorales están divididas. Hay una coincidencia: que la dispersión en la oposición es una gran ventaja con la que cuenta Cambiemos para renovar la presidencia de Mauricio Macri. Pero sucede que los consultores ven las dificultades de la unidad y mientras algunos sostienen que debe darse en torno a una gran PASO, otros creen que eso es imposible, que debe trabajarse para un acuerdo de cara al ballottage. También está quien cree que lo decisivo es el liderazgo de Cristina, mientras que la mayoría habla de confluencias entre las distintas corrientes. En lo que hay miradas unánimes es que para la oposición se abrió una puerta para ganar en 2019: tiene que ver con la actual crisis del gobierno y, sobre todo, para el caso en que esa crisis se prolongue. No faltan los que consideran que el FMI será un estigma del que a Cambiemos le costará despegarse.



“El sentido común indica que la oposición tiende a resolver sus problemas de coordinación frente a la expectativa de acceder al gobierno” afirma Facundo Nejamkis, de Opina Argentina. “Sin embargo, el kirchnerismo y el peronismo en sus otras versiones parecen enredados en un juego imposible. Las PASO, como instancia, haya o no competencia, pueden servir para que los electores ordenen sus preferencias. Quienes esten a cargo de gobiernos subnacionales se mostraran mas colaboradores por necesidad. Pero si el Gobierno no logra recrear las expectivas respecto al futuro de la economía es probable que el conjunto de la oposición se vuelva mas ferreo de cara al proceso electoral y eso incida muchísimo.

Federico Aurelio, titular de Aresco, piensa que “no se visualiza una capitalización clara por parte de un sólo candidato del descontento respecto del Gobierno, pero la caída en la intención de voto del gobierno nacional es una mejora relativa para todo el espectro opositor. De acuerdo a nuestras mediciones el espacio opositor lo lidera con claridad CFK. Sin embargo la fragmentación de la oposición es uno de los pilares de Cambiemos. Seguramente van a haber numerosos motivos y factores que dificulten la unidad. La realidad es que las chances de ganar aumentan la probablidad de que la oposición se presente unida”.

“La oposición peronista tiene perspectivas en la medida que decae el apoyo al Gobierno –afirma Eduardo Fidanza, de Poliarquía–. Pero esa es una condición necesaria, aunque no suficiente, para regresar al poder. El peronismo, en las condiciones en que está, dista de ser una opción. Eso se observa cuando se comprueba que lo que pierde Cambiemos no lo cosecha la oposición. Por otra parte, más allá del tercio del electorado que es fiel a Cristina, el resto quiere políticas serias y consensuadas. De allí la responsabilidad que le cabe al peronismo al que se denomina racional. Finalmente, el modo en que se resolverá la interna es una incógnita, aunque me parece que dejarlo todo para una PASO es temerario”.

“Se parte de un dato alentador –dice Roberto Bacman, del CEOP–: un 42,4 por ciento de los argentinos han manifestado que están dispuestos a votar a una opción abiertamente opositora al gobierno nacional. Se llega al 55 por ciento si se proyectan los indecisos. El dato más importante, justamente se encuentra entre los independientes: creyeron en el cambio que proponía el actual oficialismo y hoy están muy enojados. Pero las cosas no son tan sencillas: la oposición es heterogénea, y más aún en el seno del peronismoDesde la lógica, la PASO es un instrumento óptimo, el que permitirá ayudar también a encontrar e instalar al dirigente que mejor represente en la práctica la idea de gobernabilidad”.

Cristina
Artemio López, titular de Equis, es polémico y contundente: “Desde una parte importante de la Patria Consultora, se insiste en plantear la existencia de un terreno llano en la oposición y de dispersión de fuerzas.No parece ser ése más que un deseo de muchos analistas. Hasta un niño observa la existencia de un liderazgo opositor nítido, el de Cristina Kirchner, que triplica en votos al resto de los candidatos pan peronistas sumados. Liderazgo notable que sólo dos meses antes de las elecciones de octubre lanzó Unidad Ciudadana. En medio del ciclo de ascenso electoral de Cambiemos y sometida a la más salvaje persecución mediática y judicial, obtuvo el 38 por ciento de los votos en el principal distrito electoral del país. Hay que recomponer los puentes quebrados con quienes le dieron a CFK el 54 por ciento de los votos. Y debe hacerse en torno al liderazgo de Cristina. Eso colocará a la opción opositora en franca condición de ganar el hasta hoy seguro ballotage”.

Analía del Franco, de Del Franco Consultores, señala que “hay una realidad, los problemas de los ciudadanos van a un ritmo más rápido que la organización de los dirigentes. Es evidente que a la oposición se le adelantaron las fechas. El peronismo no terminó de hacer su proceso.Todo lleva a pensar que no va a haber unión del peronismo, que si hay PASO se hará en cada espacio y que probablemente sea el ballotage el decisivo. Estamos frente a un novedoso escenario que puede fortalecer al peronismo”.

Ignacio Ramírez, consultor independiente, considera que “mayo terminó de disolver la idea de eternidad amarilla e instaló un clima de competitividad política, lo cual altera la dirección de los estímulos. En relación al Gobierno, su marca ha quedado fraguada por un significante abrumador y corrosivo: el FMI. Sin dudas, el Fondo será un significante que lo sobrevolará como estigma durante todo el camino hacia el 2019, cumpliendo una función equivalente a la ejercida por la palabra Indec durante el Gobierno anterior. Entonces, esto pone en marcha una profecía autocumplida de que el Gobierno puede perder. Y ese es un elemento unificador, algo que lleva a la convergencia”.

Utopía y realidad
“La única buena noticia para el gobierno es que la oposición se mantiene fragmentada –diagnostica Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados–. Si bien en el peronismo hay acuerdos parciales sobre la actividad legislativa no parece por el momento que la unidad pueda imponerse en el escenario político. Las primarias en que compitan todos es una utopía; sería lo ideal desde la pluralidad democrática; pero no parece posible.Es más factible trabajar sobre un acuerdo respecto al ballottage, considerando que el oficialismo sufre alguna pérdida; y que hoy no podría alcanzar el 40 por ciento. La oposición debería además ofrecer una opción positiva; plantear un proyecto de país, con políticas definidas en el marco de un contexto internacional y regional que no es igual al de tres años atrás”.

“El peronismo se encuentra ante la posibilidad de gobernar nuevamente, escenario inimaginable pocos meses atrás –concluye Fernando Zack, de Analogías–.Para ello, deberá lograr la unidad y a la vez oxigenarse presentando a la ciudadanía una propuesta novedosa. Los descontentos con Cambiemos no irán a votar al kirchnersimo duro ni virarán hacia opciones que luzcan poniendo palos en la rueda. Pero sí podrían votar a un colectivo que lo integre y que no busque legitimidad en el pasado sino que logre proyectarse al futuro”.

Como se ve, hay acuerdos y desacuerdos entre los consultores. Sin embargo, la clave parece estar en la crisis, especialmente económica, de Cambiemos. Si el oficialismo logra revertir la actual situación, el escenario será otro. Pero no parece fácil: todo indica que el ajuste será cada vez mayor, algo que no es garantía de triunfo para la oposición, pero sí le abre posibilidades.
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¿Hay Plan B para el Gobierno?

A raíz de la corrida cambiaria y de la notoria caída en la imagen de Mauricio Macri, se empezó a especular con que el Presidente no sea el candidato de Cambiemos en 2019 y que ocupen la candidatura presidencial o bien María Eugenia Vidal u Horacio Rodríguez Larreta. La mayoría de los consultores en campañas electorales sostienen, en primer lugar, que Macri tenía chances de ganar incluso en primera vuelta y que ahora la lógica es que haya un ballotage. En segundo lugar, que todavía puede remontar la crisis por la que atraviesa. Y, por último, que la caída del Presidente arrastra a las otras figuras de Cambiemos, de manera que no parece factible, al menos por ahora, el llamado Plan B.

“No visualizo en el espacio Cambiemos la pretensión de Vidal ni de Larreta de ser los candidatos presidenciales 2019”, evalúa Federico Aurelio, titular de Aresco. “Hasta ahora todas las señales públicas y privadas que dieron es que están alineados y en sintonía con la candidatura de Macri. Por más que Larreta y Vidal no tienen el desgaste en imagen que tiene hoy Macri, no significa que electoralmente puedan tener un diferencial de voto tan importante como para desarmar la estrategia Nación-Provincia-CABA que han desarrollado con éxito desde las elecciones 2015. Cambiemos lo que necesita, más que cambiar la candidatura, es recuperar la confianza de la mitad de argentinos que votó a Macri en el ballotage. En este contexto la pérdida del apoyo le reduce la probabilidad a Cambiemos de ganar en la primera vuelta electoral”.

Error
Son varios los consultores que sostienen que el llamado Plan B es un error. “Creo que los que piensan que Cambiemos puede armar un Plan B con Vidal y Rodríguez Larreta se equivocan –señala Eduardo Fidanza de Poliarquía–. No tienen en cuenta dos aspectos. Uno, objetivo, que se desprende de la experiencia de cómo actúa la opinión pública en estos casos: si cae el apoyo al líder de un gobierno, suelen caer sus principales colaboradores y aliados, excepto que ellos nieguen y contradigan al jefe en desgracia. El segundo aspecto es el subjetivo. Vidal y Larreta saben que su suerte está atada a la de Macri y, además, son dirigentes leales”.

Roberto Bacman, titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) piensa que la crisis lleva a pensar variantes. “Es muy probable que los dirigentes de Cambiemos estén evaluando las consecuencias de la actual crisis económica, que a todas luces está dejando más secuelas de lo previsto. Ante tal contexto, pensar en un Plan alternativo parece sensato y lógico. El oficialismo cuenta con dos dirigentes con suficiente entidad y popularidad en sus distritos como Vidal y Larreta. Es cierto que ambos mantienen una alta ponderación positiva, pero es cierto también que ni son una pócima mágica que tuviese cura todos los males. Un par de meses atrás era posible pensar en la reelección de Macri, incluso contando con una posibilidad concreta de ganar en primera vuelta. Hoy eso no está en el horizonte. Yo diría que la división del peronismo opositor es su principal oportunidad”.

Casi todos los consultores están de acuerdo en que, de perdurar la crisis económica de Cambiemos, la caída afectaría a todos los referentes de la fuerza gobernante. “Recuperarse y fortalecerse en pos de 2019 requiere algo más que renovar nombres –argumenta Analía del Franco, a cargo de Del Franco consultores–. Especialmente porque los nombres que están en danza no presentan autonomía de criterio y posición respecto del presidente. Vidal y Rodríguez Larreta están asociados a la gestión de Macri. El gobierno nacional tiene que demostrar que puede controlar la coyuntura y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Y si esto se logra ¿para qué renovar caras?”.

Teoría Vidal
“Las dos variantes de la Teoría Vidal parten de errores–señala Ignacio Ramírez, hoy consultor independiente–: el Gobierno no ha quedado condenado y obligado a revisar su arquitectura electoral pero tampoco Vidal seria una solución segura si la marca Cambiemos llegara muy lastimada al proceso electoral del 2019. En las teorías sobre Vidal veo muchas coincidencias con lo que sucedía con Daniel Scioli. Vidal es una de las patas, la pata sensible, de la marca Cambiemos, no al revés. La idea es más un mito político que un diagnóstico de la realidad. De hecho, la imagen de Scioli tenía mayor autonomía de CFK que Vidal en relación con la imagen de Macri. En síntesis, no me apresuraría a sostener que el macrismo está obligado al Plan B ni tampoco a sugerir que un Plan B garantiza el éxito”.

Mediocre elección
Artemio López, titular de Equis, afirma que, contrariamente a lo que se cree, Cambiemos viene de una floja elección. “Las chances del oficialismo dependen absolutamente de la figura de Macri. La centralidad del Presidente en la coalición de gobierno es la misma que tuvo Cristina Kirchner en el FpV. Si la popularidad presidencial se deteriora todos los principales referentes de la coalición correrán la misma suerte, tal como se observa hoy, donde a la caída de Macri le corresponde un fuerte deterioro de la imagen de Vidal. El oficialismo ya realizó una elección mediocre en el año 2017. Los 41 puntos obtenidos en su primer renovación parlamentaria y en su ciclo de ascenso, ubican la elección del Cambiemos peor que la primera renovación de medio término de Alfonsín, Menem, Kirchner. Así las cosas el escenario del año 2019 será muy estricto para el oficialismo, mucho más que el del año 2017, por lo que aquél 41 por ciento parece muy difícil de repetir y a menos que la crisis asuma una velocidad que no debe descartarse, el escenario de ballotage se abre como el más esperable en 2019”.

No habrá Plan B
“Creo que el Plan B no está todavía en la agenda del gobierno –analiza Ricardo Rouvier, titular de Rouvier y Asociados– sino que hay comunicaciones surgidas de la lógica sobre un gobierno que está pasando su peor momento. O sea, que la popularidad de Macri, y aún peor la gestión, están en franca caída. En este contexto, surge la posibilidad de que la figura de Vidal podría asegurar la competitividad de Cambiemos; y Larreta también aunque en menor medida. Si se adoptara el Plan B sería una defección ante la opinión pública porque la maniobra sería evidente. Por el contrario; creo que van a insistir con el plan original basado en la repetición del tridente: Macri, Vidal, Larreta; con el liderazgo del primero”.

Facundo Nejamkis, de Opina Argentina, coincide en que “el oficialismo se encuentra en su momento mas bajo de valoración. Para constituirse en tendencia es necesario ver si estos valores se sostienen en el tiempo o si Cambiemos logra revertir esta situación. De todos modos suponemos que el presidente Macri buscará su reelección. No vemos hoy como una posibilidad que decliné su candidatura en favor de Vidal, Larreta u otra figura de su espacio. Fundamentalmente porque no se trataría de una sucesión similar a la del 2007 entre Néstor y Cristina Kirchner. Esta última estuvo marcada por el éxito del primer mandato”.

Fernando Zack, de Analogías, también piensa que no hay Plan B posible. Si Macri fracasa, eso se traslada a los demás. “La crisis financiera sucedida durante mayo pegó en la línea de flotación del gobierno de Cambiemos. Estaban preparados para enfrentar conflictos con el peronismo y con las organizaciones sociales y sindicales. Lo que en ningún escenario estaba previsto, era que la desestabilización viniera por el canal financiero. Esto no quiere decir que Macri vaya a perder las elecciones, aunque lo que parecía un triunfo inevitable hoy no lo es. No hay posibilidad de Plan B para Cambiemos. Si Macri no resulta un candidato, eso será reflejo del fracaso total de su gobierno, fracaso que derramará en todos sus referentes”.

rkollmann@pagina12.com.ar

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