Grecia entre 2010 y 2018 ha recibido rescates que suman unos 260.000 millones de euros. Un segundo tramo y tercer desembolso por 6.700 millones de euros para el pago de intereses de la deuda, administración pública y la creación de un colchón de tesorería.

Todo este financiamiento o rescate se realizó bajo la base de reformas laborales, recorte de pensiones y privatizaciones. Las dos primeras han tomado recorrido entre 2015-2018. La reforma laboral incluye dificultar la convocatoria a huelga según el tamaño del sindicato, no siendo lo mismo una confederación que una federación o regional.

La problemática sigue siendo la misma en cada rincón del sistema, en Grecia durante 2011 se fueron en un mes 3.000 millones de euros. El economista greco-austrliano Varoufakis dijo al respecto que “luego de 10 años en España sigue creciendo la deuda total. En Italia hay fuga de capitales, una crisis bancaria en ciernes y una situación política explosiva. Lo que tenemos en Grecia no puede llamarse recuperación, y la deuda es impagable”.

Este tercer desembolso viene con una propuesta de reestructuración de la deuda griega por el Banco Central Europeo (BCE) y más ayuda para contrarrestar el impacto social y económico; esto sumado a la privatización de los activos públicos helenos. Cálculos rápidos muestra que Grecia ha obtenido solo un tercio del dinero previsto por la privatización o concesiones de sus activos.

Con respecto a las jubilaciones, seis de cada diez jubilados reciben menos de 700 euros, y el 45% obtiene una pensión mensual de menos de 665 euros. Por lo tanto, la reforma laboral que desarticula la capacidad de organizarse de los sindicatos, privatizaciones que no alcanzan los objetivos esperados y el recorte de jubilaciones son avalados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), el BCE y la Comisión Económica Europea.

El punto en común del FMI está en profundizar los recortes de los presupuestos públicos en distintos países, como Argentina y la reciente reforma previsional. La diferencia está en la situación económica entre ambas economías pero una va camino a la situación de reforma laboral y privatización. Lo concreto es que, por ahora, el endeudamiento externo sigue siendo el motor económico argentino para acumular reservas, pagar importaciones, financiar la administración pública y pagar los intereses de la deuda ¿Hasta cuándo?.

*Economista (UBA)
Investigador FCE-UBA / CESO / C. C. de la Cooperación Floreal Gorini. Twitter: @mattosernesto