Por: Gabriela Pepe | Para Letra P
La reaparición de la ex presidenta superó las expectativas del propio
kirchnerismo en términos de convocatoria social y política. Autocrítica, Frente
Ciudadano y militancia. Plan de retorno en mayo.
Volver al territorio. Escuchar a la ciudadanía. Retomar el contacto con
las raíces de los trabajadores. Definir estrategias parlamentarias. Discutir el
rol de oposición. Hablar, convencer, persuadir. Sumar a los críticos. Armar un
frente ciudadano.
Cristina Kirchner dio vuelta el escenario. Tras cuatro meses de
autoexilio, aprovechó a su favor la citación a indagatoria del juez Claudio
Bonadío. Mostró una predecible capacidad de movilización social pero sorprendió
con una notable convocatoria de dirigentes. Se calzó el traje de líder
opositora, apostó a consolidarse como conductora, bajó línea política, desafió
al peronismo y dejó instruciones precisas para la construcción de una
alternativa electoral. En diez días se apoderó de la escena y ya piensa en un
pronto regreso.
La agenda se fue modificando con el correr de los días. Cuando aterrizó
en Aeroparque, la noche del lunes 11 de abril, la ex presidenta tenía en mente
que regresaría a Santa Cruz el fin de semana. La estadía se estiró, primero hasta
el martes. Por último, hasta el jueves, aunque podría haberse prolongado aun
más. Desde reuniones con diputados y senadores, pasando por intendentes,
artistas, y científicos y un acto con organizaciones sociales, Cristina mantuvo
una agenda hiperactiva, que incluyó encuentros privados con dirigentes, una
visita a su hija Florencia en su departamento de Constitución, el ordenamiento
de situaciones políticas – como el alineamiento de concejales de Nuevo
Encuentro con Julio Pereyra, en Florencio Varela - y una recorrida por Isla
Maciel, junto a los Curas de la Opción por los Pobres.
La ex presidenta pivotéo entre su departamento de la calle Juncal, en
Recoleta, y el Instituto Patria, ubicado en Rodríguez Peña 80, a pocos metros
del Congreso, siempre acompañada por su jefe de custodia, Diego Carbone – el
mismo que tenía en la Rosada – y sus secretarios privados, Diego Bermúdez y
Mariano Cabral. Se trasladó en un Chevrolet Prisma color blanco.
El ex jefe de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), Oscar Parrilli,
tuvo a su cargo la organización de la parte operativa, que combinó con
distintos actores, según el caso. Junto a Teresa Parodi – secretaria del
Instituto Patria-, la actriz Rita Cortese y Tristán Bauer -ambos miembros del
directorio-, coordinó el encuentro de Cristina con los artistas. También
colaboraron Mariano Recalde, Liliana Mazure y Gabriela Cerruti. Parrilli y
Parodi fueron los encargados de recibir formalmente a Cristina todos los días
en la puerta del Instituto.
La reunión con los científicos fue armada en parte por Daniel Filmus,
quien mantiene contactos con un grupo de elite del área, con quienes se reúne
con frecuencia en la Universidad Metropolitana (Umet). Otra parte de la
convocatoria quedó en manos de La Cámpora a través de la ex subsecretaría de
Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias, Laura Alonso. Para el mes
de mayo, el ex ministro de Educación, Alberto Sileoni, ya prepara un encuentro
con referentes del área que condujo hasta el 10 de diciembre.
En el caso de los intendentes, la operatoria fue más compleja. Los
llamados partieron desde los referentes comunales más cercanos, como Jorge
Ferraresi, de Avellaneda – también vicepresidente del Instituto Patria-, y Juan
Patricio Mussi, de Berazategui, pero incluyó mensajes de otros actores, como el
diputado Gustavo Arrieta, ex intendente de Cañuelas, dirigentes de La Cámpora y
el mismo Parrilli, quien también tuvo a su cargo la convocatoria de los
senadores, primero encarada por la santacruceña Virginia García.
La estrategia política estuvo diseñada por Cristina, que mantuvo
siempre cerca a sus dirigentes de mayor confianza como Eduardo “Wado” de Pedro
y Andrés “Cuervo” Larroque, con quienes mantuvo varias reuniones en su
departamento. Desde Santa Cruz, monitoreó la situación Máximo Kirchner, quien
desapareció de escena ni bien la ex presidenta llegó a Buenos Aires y volvió a
hablar públicamente cuando Cristina se retiró. Casi como en una estrategia
planificada que implica la no saturación de apellido en el mismo espacio.
También en Río Gallegos quedó Carlos Zannini, quien bien durante el verano
trabajó junto a Parrilli en el armado del Instituto, está abocado al trabajo en
la gobernación que conduce Alicia Kirchner, desde su rol como director del
banco provincial.
En el entorno cristinista reaparecieron, además, otros viejos
conocidos, Jorge "Topo" Devoto - productor de la película sobre
Néstor Kirchner - y José "Pepe" Albistur, dueño del ND Ateneo, que
Cristina usó para el encuentro con organizaciones sociales.
Patear el hormiguero
La militancia kirchnerista vivió la vuelta de “la jefa” como una
primavera. Pero la dirigencia del Frente para la Victoria, se dividió entre
quienes esperaban desesperadamente señales, volvieron a encontrar el rumbo
perdido y recibieron una inyección de entusiasmo - sin dudas, los 75 diputados
que la escucharon el jueves 14 en el Instituto Patria y que forman parte de su
bloque más fiel - y los que auguran que el retorno de Cristina traerá duros
debates internos y rupturas.
“Al colocarse en un discurso tan duro, termina complicando las
posiciones intermedias. Obliga a tomar deficiones a los que son más
dialoguistas. Se va poner un poco más tenso todo”, analiza un senador que
participó de la reunión con Cristina, en la que la ex mandataria pidió
definiciones sobre cuál será a partir de ahora “la estrategia parlamentaria” y
dejó en claro que rechaza la postulación de los candidatos a la Corte
propuestos por Mauricio Macri y pidió mantener la unidad. “Fue bastante
contundente en ese punto, dijo que va a hablar. Va a influir mucho”, relata
otro legislador.
Así, el bloque de senadores del Frente para la Victoria-PJ - que hasta
ahora mantiene una frágil unidad con diferencias- quedó expuesto al debate más
profundo luego de la reunión del jueves a la que, a los 16 legisladores que
votaron en contra del acuerdo entre el Gobierno y los fondos buitre, se sumaron
otros seis, mientras que cinco ausentes enviaron un mensaje de apoyo. En el
entorno de la ex presidenta sonrieron al hacer la cuenta final: entre presentes
y no concurrentes “con aviso”, llegaban a los dos tercios del bloque que
conduce Miguel Ángel Pichetto, el gran ausente de la convocatoria junto con
Rodolfo Urtubey, Omar Perotti y José Alperovich.
“Le está disputando la autoridad”, definió un dirigente del riñón
cristinista, pese al hecho de que, cara a cara, los senadores le remarcaron que
“no hay ningún cuestionamiento” sobre la conducción de Pichetto. En esa
reunión, Cristina también escuchó reclamos, esta vez de boca de Juan Manuel
Abal Medina, quien se quejó en nombre del bloque por la modalidad
de la
convocatoria.
Pero el punto de inflexión del “Bonadío tour” - como llamaron al
regreso de Cristina, en broma, algunos dirigentes del kirchnerismo- fue, sin
dudas, la reunión con intendentes bonaerenses, que tuvo lugar el lunes 18. De
55, la ex primera mandataria, juntó 51. Y si bien no todos fueron al Instituto
Patria de buena gana, lo cierto es que le regalaron a la ex presidenta la foto
que la mostró con un poder intacto. De hecho, fue la concurrencia de los
intendentes la que terminó empujando a algunos senadores a una reunión que
terminó de definirse casi sobre la hora.
El encuentro con los líderes municipales tuvo bemoles. Entre
diagnósticos sobre la situación social, Cristina también recibió críticas por
el armado político que derivó en la derrota de octubre tanto en la provincia de
Buenos Aires como en la Nación. “Es responsabilidad mía”, cortó cuando escuchó
que las críticas se dirigían hacia La Cámpora. Para algunos, fue una novedad
positiva en el estilo cristinista. Para otros, fue una muestra de que la falta
de apertura que fastidió a los dirigentes peronistas en los últimos años del
kirchnerismo, sigue vigente. “Intentó minimizar las críticas hacia la
estrategia electoral. Eso no terminó de convencer, es lo de siempre”, relató un
intendente. Otros valoraron especialmente un detalle: la ex presidenta los
recibió sola y dejó a La Cámpora afuera de la reunión.
“Ven en sus distritos que la gente empieza a quejarse del Gobierno por
las medidas económicas y que frente a eso la única figura que emerge es la de
Cristina. Quedaron heridos en el último cierre de listas y bajo ninguna
circunstancia van a volver a ceder la lapicera el año que viene. Solo aceptarán
ir con Cristina en la boleta si ella es candidata, pero no quieren saber nada
de su entorno”, resume un dirigente del conurbano. Aunque con fastidio por
quedar sometidos nuevamente a sus deseos, varios intendentes ya están
organizando visitas de Cristina a sus distritos en su segundo regreso a Buenos
Aires.
Frente Ciudadano
Si durante su estancia de cuatro meses en El Calafate, parte de la
dirigencia política y de la militancia habían interpretado que Cristina podía
retirarse de la vida política, el discurso frente a una multitud que llegó
desde distintos puntos del país para escucharla en las afueras de Comodoro Py,
terminó de sepultar la idea. En lo que se suponía que debía ser un trago amargo
como ex presidenta, con una citación a indagatoria por la causa de la venta del
dólar a futuro y varias investigaciones judiciales en trámite – la que más
preocupa al kirchnerismo es Hotesur- , la ex mandataria anunció la convocatoria
al armado de un “frente ciudadano” no determinado por la división política en
términos partidarios sino de posición frente a las políticas implementadas por
el Gobierno nacional, en una propuesta que invita a la ciudadanía a reflexionar
sobre “cómo estaba antes del 10 de diciembre y cómo está ahora”. Cristina
retomó, así, al menos por varios días, el control de la agenda e instaló el
"frente" como tema de debate.
En las reuniones que mantuvo con dirigentes, organizaciones y actores
sociales en los días posteriores, volvió a insistir sobre la idea, aún no muy
clara, pero que implicaría la apertura al diálogo con referentes de otros
espacios políticos, críticos del kirchnerismo, no peronistas, sindicalistas,
exiliados. “La idea es que incorporemos a todos, aún a aquellos con quienes
estuvimos enfrentados y tuvimos diferencias”, pidió. Y mandó a la dirigencia a
trabajar para armar un espacio de “composición abierta y plural”. Algo que
choca de lleno con los últimos tiempos del gobierno kirchnerista y que lanza
una bomba sobre la pretendida reconstrucción del PJ, al que Cristina también le
dedicó un mensaje: “Los partidos políticos que conforman el espacio deben
atener la humildad de aceptar que nadie es el todo. Todos son una parte. Basta
con ese verso de la columna vertebral. Si no tenés cabeza, piernas, brazos y,
sobre todo, corazón para sentir lo que está pasando, no vas a ningún lado”.
“Dijo que se dio cuenta de que una de las fallas que ha habido es que
no hay una organización, un frente que cuide los derechos de todos”, reveló la
autocrítica uno de los sacerdotes que la acompañó en su recorrida por la Isla
Maciel, una de las zonas más castigadas y humildes del conurbano, donde
Cristina volvió a mostrarse con los pies en el territorio, justo sobre el
período que los encuestadores llaman “el fin de la luna de miel” del Gobierno con
la sociedad.
El kichnerismo evaluó el regreso de Cristina como “mucho mejor” de lo
esperado, aunque la dirigencia tampoco tiene seguridad de que la segunda vuelta
pueda ser igual de positiva que la primera, tan cargada de expectativa tras la
ausencia. El jueves por la noche, la ex mandataria regresó a Río Gallegos.
Desde Santa Cruz se mantendrá activa y contacto permanente con dirigentes, mientras
prepara el regreso a Buenos Aires que, sabe, esta vez tendrá distintos
condimentos.
Para mayo, los intendentes prometen que la esperarán con una estrategia
más clara, el bloque del Senado habrá definido si mantiene la unidad y los
actores del PJ - en su mayoría, gobernadores - habrán recalculado su posición
frente a una ex mandataria que volvió con energía renovada, poder e impulso
político, dejando en claro que, lejos del retiro, pretende ejercer su
liderazgo, mientras su entorno ya habla de una candidatura a senadora para
2017.
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