El
presidente del Banco Central consideró que las metas de inflación que aplica el
organismo están dañando la actividad económica, pero sostuvo que eso dará una
mejor base para el largo plazo. Descartó bajas de las tasas de interés mientras
no caiga la inflación.
“Las tasas
de interés se mantendrán en sus niveles actuales hasta que tenga la certeza de
que la inflación se ha ubicado en un sendero claramente descendente”, afirmó el
titular del Banco Central, Federico Sturzenegger. El funcionario disertó ayer
ante banqueros. Allí hizo una férrea defensa de la política de metas de
inflación que aplica el equipo económico de Mauricio Macri, que implica la
subordinación de todas las variables económicas al objetivo de una determinada
tasa de aumento de precios. “Es posible que plantear un régimen de metas de inflación
implique en lo inmediato mayores dificultades, pero llevará a un esquema más
sostenible en el largo plazo”, reconoció el banquero central revalidando el
concepto de “estamos mal pero vamos bien” del menemismo.
Sturzenegger
resumió claramente la doctrina ortodoxa que hoy prima en esa institución:
“Hemos pasado de un Banco Central que pensaba que podía hacer de todo y que no
tenía nada que ver con la inflación, a uno que piensa que no puede hacer casi
nada, excepto bajar la inflación”. El funcionario exculpó a la devaluación del
actual contexto inflacionario, el cual consideró responsabilidad del anterior
gobierno.
Es la
segunda exposición que ofreció el funcionario desde que asumió al frente del
organismo monetario. La primera había tenido como auditorio a los trabajadores
–los que no habían sido echados– del BCRA. El segundo tuvo como audiencia a
banqueros y financistas reunidos en un encuentro de la agencia especializada en
finanzas Bloomberg. En ambas alocuciones se esforzó por defender el esquema de
metas de inflación y la vuelta al objetivo único de controlar la inflación, aun
a costa de descuidar el empleo y el crecimiento.
“La
migración a un esquema de metas de inflación es una decisión central de la
gestión de esta conducción. Una decisión que responde al imperativo de pensar
en el largo plazo. Digo esto porque es posible que plantear un régimen de metas
de inflación implique en lo inmediato mayores dificultades”, reconoció
Sturzenegger. Este esquema llevó a que el Central mantenga las tasas de interés
de referencia (Lebac) en un nivel de 38 por ciento anual, lo que se trasladó al
costo crediticio, pero no tuvo igual impacto en el rendimiento de plazos fijos.
La suba en el costo crediticio es un ancla adicional a la recuperación
económica. Principalmente es un escollo para la pequeña y mediana empresa.
“Nuestra expectativa es que las políticas implementadas se traduzcan en que la
inflación subyacente se vaya ubicando en los próximos trimestres en niveles
claramente inferiores a los observados el año pasado”, previó, sin vincular la
disparada inflacionaria a la devaluación, al tarifazo y a la quita de
retenciones, ni tampoco su eventual caída a una profunda recesión.
La
política monetaria ha sido errante en los primeros cien días del gobierno de
Macri, esto se debió a que el ingreso de divisas previsto por el equipo
económico no se cumplió, con lo cual el Central debió corregir el rumbo. Antes
de la devaluación de diciembre, el organismo subió las tasas para evitar el
traslado a la demanda de dólares. Luego fue acompañando con bajas paulatinas.
Pero a fines de febrero tuvo que revertir la política porque se había vuelto a
recalentar el mercado cambiario y volvió a subir las tasas de interés, al
tiempo que también expandió la base monetaria. “Para evitar un impacto mayor en
las tasas durante el curso de marzo, el BCRA devolvió liquidez al sistema. Hizo
esto renovando un stock menor al que vencía en las operaciones de licitación
primaria de Lebac”, justificó ayer.
El titular
del Central informó que ya se inyectaron por Lebac unos 22.853 millones. “Otros
factores de expansión de base monetaria fueron el efecto de 1495 millones de
pesos creados por operaciones de compras de divisas y la asistencia al Tesoro
por 40.500 millones”, explicó Sturzenegger. “Esta expansión no alcanzó, sin
embargo, para compensar el crecimiento estacional de la demanda de dinero, por
lo cual las tasas de call y repo entre bancos se elevaron en forma importante,
llegándose a pactar en hasta 45 por ciento”, agregó. Para este año el Ministerio
de Hacienda y el Central acordaron una transferencia de 160.000 millones de
pesos (alrededor de 2 puntos del PIB). “Más allá de este comportamiento
irregular de la base monetaria, explicado mayormente en factores puntuales y de
naturaleza normativa, lo cierto es que el sesgo contractivo de la política
monetaria se mantuvo”, sostuvo.
Para el
funcionario, el aumento de más de un 50 por ciento en el precio del dólar no
incidió en los precios internos. “Parece incorrecto atribuir la aceleración
observada en los registros inflacionarios en los últimos meses al cambio de
régimen de políticas y, por el contrario, pareciera más apropiado imputarlo a
decisiones de política adoptadas previamente”, aventuró.
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